Cuando te niegas a ti misma,
estás frenando el curso de tu vida.
Cuando te exiges, reclamas, reprochas,
dando valor sólo al resultado,
estás golpeando tu alma aprendiz
y dificultando que pueda levantarse
para proseguir el camino.
Cuando te escucho decir
que no quieres ser egocéntrica,
ni pensar sólo en ti,
y por eso no quieres autocomplacencia,
te recuerdo que tampoco necesitas
ser únicamente «negocéntrica»
para negarte tu valor, tu derecho y tu permiso.
No eres más y tampoco eres menos.
No eres la mejor y tampoco necesitas serlo.
Eres tú, y desde esa conciencia,
te mereces tu propio respeto.
Salud y paz.
Luis Bueno.